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El dominio del Tiempo

Bienvenidos  a una nueva emisión de...

                                   Taichi,  el Camino de la Armonía.



EL  DOMINIO  DEL  TIEMPO



Comentábamos en nuestros anteriores programas, las condiciones culturales en  las que nació el Taichi.  En una sociedad altamente especializada en el conocimiento de sistemas personales de defensa, se codificó, en un momento determinado, una nueva manera no tan sólo de entender, si no también de practicar, métodos defensivos.

Tal como comentábamos en anteriores ediciones, aparecieron nuevas respuestas porque se plantearon nuevos  interrogantes.   Cuando practicamos taichi, estas respuestas viajan a través del tiempo y  a través de la práctica, nos hablan, de manera que, con una buena dosis de instinto, escucha, constancia e intuición podemos intentar rastrear el objetivo, la finalidad y el origen de las mismas...

Cuando practicamos o incluso, cuando simplemente observamos a un practicante, nos puede llamar la atención varias cosas:

-  La lentitud en la ejecución de  los movimientos

-  La serenidad, la armonía y la apacibilidad del practicante

-  Y, si tenemos presente que el taichi, tal como se dice, es un arte marcial, si recordamos que lo que estamos observando es la recreación total o parcial de los recursos técnicos en un combate ...  no dejará de despertar nuestra curiosidad el hecho de que el practicante efectúe su entrenamiento con un sorprendente contrincante: el vacío.


Respecto al primer aspecto,  el de la lentitud, ya hemos comentado en alguna ocasión que si bien es una constante en todos los estilos de Taichi, no es la única opción de práctica, pues alguno estilos incorporan, en niveles avanzados de aprendizaje y maestría, la ejecución rápida, resolutiva, explosiva y expansiva de sus patrones de movimientos...


Por lo tanto, seguir cuestionando el tema de la lentitud o la rapidez en la práctica del Taichi, es un planteamiento que se queda corto en su misma concepción...  Habría que, para ser un poco más exactos , reconocer que lo que realmente concibieron los antiguos,  más que el hecho de practicar lento o rápido, o primero lento y después rápido,  lo que realmente concibieron fue el arte del dominio del tiempo.

Cuando hablamos del arte del dominio del tiempo, incluimos en esta categoría diferentes habilidades:

                            1 - el dominio subjetivo del tiempo, su percepción psicológica


                            2 - la habilidad de ralentizar el tiempo en situaciones extremas
                                 para tener más margen de análisis y reacción


                           3 - la capacidad de detener el tiempo (o su percepción) es decir,
                                poder convertir un instante en una eternidad... también conocida
                                como la percepción subjetiva de la eternidad o el eterno presente.


                           4 - el arte de la concentración en un sólo instante de tiempo de toda
                                una serie de respuestas corporales (patrones técnicos unidos a 
                                respuestas musculares de relajación) aprendidos con extensos y
                                ralentizados sistemas de entrenamiento.

                       
Estas habilidades, en las que todos nos hemos descubierto de manera espontánea  en algún momento de nuestra vida,  no dejan de ser  capacidades naturales del ser humano que los primeros practicantes supieron reconocer, sistematizar y desarrollar.



El gran logro fue no sólo reconocer la importancia de estas habilidades, sino además, saber diseñar  un contexto de juego y aprendizaje para recrearlas, estudiarlas y para hacerlas reproducibles, de manera que llegaran a convertirse en recursos técnicos innatos...   Diseñaron un sistema de entrenamiento para despertar la relajación como respuesta corporal básica,  instintiva,  ante los estímulos, internos o externos  de tensión , agresión o estrés...


Su gran conquista, fue el descubrimiento de que existía la posibilidad de cambiar las supuestamente inamobibles  respuestas innatas corporales.  En definitiva, descubrieron que podían ser reeducadas, reescritas con  entrenamiento,  por repetición, creando  así una nueva categoría de  habilidades:  las  habilidades instintivas adquiridas,  algo aparentemente contradictorio por definición, pero es precisamente éste, el  verdadero nivel de aprendizaje del taichi:  llegar a convertir la relajación en la respuesta corporal instintiva por excelencia...


Este es uno de los grandes y revolucionarios  descubrimientos del Taichi, si bien, como posiblemente ya habréis deducido, no fue el único. El arte del dominio del tiempo fue otro de sus revolucionarios hallazgos.


Respecto a la otra faceta del Taichi, la de la serenidad, la armonía y la apacibilidad del practicante...  Podemos suponer que si el entorno cultural previo a la creación del taichi ya conocía  maneras realmente eficaces de defenderse, codificar una  nueva  que como resultado arrojara  una evidencia visual tan contundente e incuestionable como lo es la serenidad, respondía a un planteamiento  nuevo a la vez que totalmente  revolucionario de la defensa, de la práctica y de la concepción del practicante  como un ser humano  saludable y equilibrado.


Del guerrero, luchador o combatiente, se pasa a un ser humano que no  sólo sabe defender su integridad física y la los suyos, sino que además, cultiva  su integridad  psicológica, su equilibrio moral y su maduración emocional.


Si a todo ello unimos el hecho de que gran  parte del entrenamiento defensivo del Taichi se hace teniendo como oponente  al vacío...  estamos ante las puertas de otro de  sus visionarios descubrimientos.



TEXTO: Patricia Bauli
Octubre 2008 
PROGRAMA RADIOFÓNICO: 
Tai Chi, El Camino de la Armonía